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El empleo de prácticas, herramientas y métodos de administración de mayor provecho para estos Centros Culturales Periféricos, podrían percibirse como quebrantados, puesto que no en su totalidad, pero sí un número importante del personal docente o instructores de las diferentes disciplinas artísticas, no poseen una formación académica certificada por parte de instituciones universitarias. 


     En este aspecto, la Dra. Gregoria Salas comentó: “contamos con personal docente que tiene cierto nivel académico, a pesar de no ser titulares de escuelas formales de las artes”. Por su parte, la Mgs. Cecilia Salas centró su argumento en que el personal posee conocimientos derivados del quehacer cultural, donde dichos conocimientos han sido adquiridos de manera experimental y no del nivel educativo formal que deben ser alcanzados.


     En tal sentido, Carrillo dijo: “el personal no posee los conocimientos académicos y consecuentemente, los niveles de educación formal que exigen las escuelas superiores de arte que se encuentran ubicadas exclusivamente en la ciudad de Maracaibo”.
     En este sentido, dicha formación garantizaría fiabilidad y credibilidad de los servicios a sus suscriptores, donde además; los niveles de educación formal y exigidos por las escuelas superiores, deberían estar presente de manera ineludible en todos y cada uno de los docentes o instructores, así como también, en los programas de formación artístico/cultural que se destinen para cada área en particular.


     De igual manera, en el Manual de Políticas Culturales del Estado Zulia del año 2009, se enmarca en la Política Cultural número 5, la capacitación del personal adscrito a la Secretaría de Cultura, donde se establece como acción de estrategia, el diseño y desarrollo de programas de capacitación en el área de Gerencia Cultural, dirigidos al personal y agrupaciones artísticas.


     Asimismo, en el eje temático Cultura y Educación, se estipula en su acción de estrategia número 12:”capacitar a los docentes a través de escuelas superiores, de las distintas áreas artísticas y culturales: (teatro, música, danza, artes plásticas literatura, títeres) entre otros”. De igual modo la no coherencia de las estrategias dispuestas para cada política en particular, con los resultados de los procesos que se llevan a cabo para éste tema son notables, donde deberían entonces realizarse una selección de estrategias que puedan ser cumplidas eficientemente.


     Por otro lado, la no admisión de los usuarios de los CCP en las escuelas superiores de arte de la misma Secretaría, evidencian la necesidad de reforzar y crear con respecto a este tema estrategias que aminoren los posibles vacíos de las ya actuales, con el propósito de garantizar a los beneficiarios servicios que posteriormente puedan ser aprovechados como carta de referencia en otras instituciones de carácter cultural, donde sus aspiraciones puedan ser materializadas sin la existencia de anteriores procesos inacabados de formación.


     A este aspecto, Gloria Carrillo detalla que muchos de quienes han sido inicialmente formados en dichos Centros, en disciplinas como la música y el ballet, son automáticamente descalificados como aspirantes de estas instituciones superiores, al evidenciarse en ellos las consecuencias de posibles procesos incorrectos de enseñanza, a nivel auditivo, motor y morfológico.


     Asimismo, la utilización de elementos tangibles, como por ejemplo, instalaciones que sean aptas para el desarrollo de las actividades culturales, se encuentran en constante detrimento para los intereses que con respecto a infraestructura ameritan estas Casas, puesto que las mejoras no son precisadas a tiempo, lo cual derivaría como ha sucedido en ocasiones anteriores, el cierre de algunos de estos Centros por no poseer  condiciones favorables para una posterior prestación de servicios de calidad.
    

Gregoria Salas expresó: “las Casas y Centros Culturales tienen la infraestructura que es otorgada por la Secretaría, pero estas requieren de mejoras, ya que en algunas se está trabajando con un mínimo espacio”. De igual manera, en su investigación Carrillo consideró: “éstos no reciben sistemáticamente directrices o líneas para la acción, así como los recursos financieros y materiales requeridos para ejecutar sus programas, y sin que el recurso humano que se adscribe laboralmente a la misma, participe en programas permanentes de capacitación y adiestramiento en materia socio-cultural, por ello, no responden a las necesidades detectadas en cada comunidad en particular”.


     En un contexto sobre la capacidad de respuesta en los servicios suministrados por los Centros y Casas Culturales, es importante mencionar si es satisfactoria la provisión a tiempo de instrucciones académicas y con la celeridad requerida a sus beneficiarios, en este aspecto prevalece la planificación de las actividades dispuestas por estos Centros, debido a que estas se llevan a cabo dentro del calendario escolar y su ejecución es consumada sin limitaciones a menos que acontezcan dificultades que generen cambios inesperados y no deseados.  Asimismo, la celeridad de sus procesos es variante, puesto a que no todos los servicios de formación cultural son rápidos, dependen de una planificación y tiempo específico de ejecución. 


     Edínson García señaló: “las actividades académicas están previstas para el año escolar, en oportunidades se generan cambios en la planificación por motivo de acontecimientos ajenos a nuestra voluntad que nos obligan a ello”. 


David Cottel, en su obra para el año 2008 denominada El Servicio centrado en el Cliente, explica que ésta es la actitud que se muestra para ayudar a sus clientes y para suministrar un servicio rápido. La capacidad de respuesta, también incluye el cumplimiento a tiempo de los compromisos contraídos.  Accesibilidad es también parte de la capacidad de respuestas; se refiere a la posibilidad que tienen sus clientes de entrar en contacto con usted y la facilidad con que pueden lograrlo.

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