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​NECROLOGÍA CULTURAL EN LA REGIÓN  ZULIANA

​NECROLOGÍA CULTURAL EN LA REGIÓN  ZULIANA

El término cultura es producto de una evolución histórica fundamentada esencialmente en la percepción que tienen los seres humanos acerca de su relación con la naturaleza, con sus semejantes y con aquellas nociones trascendentales que forman parte de un sistema de crecías en su más amplio sentido.


      Por ello, según Hervé Carrier, en su reflexión plasmada en el Diccionario de la Cultura, define a la misma “como todo el ambiente humanizado por un grupo; es su manera de comprender el mundo, de percibir el hombre y su destino, de trabajar, de divertirse, de expresarse por medio de las técnicas y de los inventos”. En síntesis, la cultura es todo aquello que identifica a un determinado grupo de personas, siendo entonces el desarrollo intelectual y artístico consumado por un sistema social.


     En este aspecto, y más allá de las distintas discusiones que pretendan establecer una noción única sobre la cultura, la asistencia de ciento treinta países en el año de 1982 a la Conferencia Internacional de la UNESCO sobre “Políticas Culturales”, efectuada en la Ciudad de México, se ha convertido quizás en la evidencia más notable de un consenso internacional para lograr determinar una concepción de cultura que respondiese a las penurias e intereses de todos los pueblos del mundo.


     En este orden de ideas, se tiene que en el mundo moderno han reinado tres tipos de políticas culturales, tal como refiere Jeanne Hersch en su obra del año 1995 titulada, Antología Mundial de la Libertad; la primera, es referida a la noción clásica y estética cultural; la segunda, de representación democrática que busca beneficiar a la colectividad a través de la producción cultural; y la tercera, un patrón político producto de una maduración en las reflexiones éticas. En este último tipo de política cultural, los planes de gestión se construyen a partir de ciertos aspectos claves como la identidad cultural, la democracia cultural, el desarrollo cultural y las industrias culturales.


     En este sentido, se requirió de una plataforma que dirigiese la participación de los individuos y la comunidad en los procesos culturales del país y sus regiones; es entonces en Venezuela a partir de los años sesenta, con el boom de la animación cultural propuesta por el sociólogo Ezequiel Ander-Egg, consultado en diversas oportunidades por la UNESCO para los temas sobre política cultural, donde su planteamiento funcionó como método de promoción comunitaria para estimular  el desarrollo cultural de los individuos y grupos humanos en general; por ello la casi totalidad de las entidades regionales adscribieron a sus dependencias gubernamentales Direcciones o Secretarías de Cultura destinadas a la promoción y difusión de todo el legado cultural heredado por los venezolanos durante siglos.


     Un ejemplo de ello, fue la creación de la actual Secretaría de Cultura del Estado Zulia a mediados de la década de los sesenta, producto de una división tanto conceptual como operativa con la Secretaria de Educación. Asimismo, Luego de consolidarse la independencia del ente cultural, se iniciaron los procesos de creación de los Centros Culturales Periféricos (CCP), con el propósito de formar a los miembros de las comunidades según las manifestaciones culturales y artísticas en el marco de las tradiciones y costumbres de cada localidad, las cuales en su desarrollo histórico se hicieron presentes progresivamente en la totalidad de los Municipios que conforman la región zuliana.


     Los servicios que ofrecen estas Casas Culturales varían según la diversidad en las artes, desde la formación de orquestas sinfónicas, coros de prestigio, compañías de ballet, artistas plásticos, galerías, salas expositivas y museos, hasta círculos de fotógrafos entre otros, por lo cual podría considerarse que la permanencia de instituciones como éstas desplegadas en lo largo y ancho del Estado, deberían acarrear una formación artístico-cultural óptima para quienes se suscriban a estas actividades.


     Es aquí donde la calidad de los servicios que estos Centros Culturales Periféricos ofrecen, jugaría como factor de gran dominio para el desempeño de sus labores, debido a que la misma sería la encargada para la consecución de canales y recursos que podrían facilitar el desarrollo de programas de formación, difusión y recreación que éstos se fijen, con el propósito de cubrir las necesidades y expectativas que surjan de sus beneficiarios.

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